Las Misiones de la Sierra Gorda
Aquí Fray Junípero Serra, fraile franciscano, filósofo y evangelizador, fundó las más bellas misiones barrocas e instauró el orden y la prosperidad durante los 9 años que habitó la zona, donde instruyó a los nativos en la agricultura y las artesanías.
Las imponentes y redondeadas montañas llamadas Sierra Gorda, en el norte de Querétaro junto a los estados de San Luis Potosí, Hidalgo y Guanajuato, están adornadas por construcciones que datan de los siglos XVII y XVIII, entre las que destacan las misiones de Jalpan, Landa, Tilaco, Tancoyol y Concá. La riqueza arquitectónica de estas misiones se debe a los frailes franciscanos dirigidos por Fray Junipero Serra, quien promovió la evangelización e integración de los pueblos Pames y chichimecas al sistema social, económico y político de la región. Estas construcciones conjugan la cosmovisión indígena con el Barroco europeo, pues lucen hermosas figuras labradas con la simbología cristiana y reminiscencias ancestrales prehispánicas.
Historia
Como una verdadera joya invaluable, cinco monumentos coloniales eran guardados celosamente por la naturaleza de la Sierra Gorda de Querétaro. Fueron bastiones de protección de tribus como los chichimecas y jonacas, que se resistían a someterse a las ideas de los conquistadores.
Se afirma que estos hombres se resistieron a ceder sus tierras y su libertad, pues ni el poder de las armas ni los malos tratos de los españoles pudieron doblegarlos. Cuando pretendieron sitiar el lugar para someterlos, estos indígenas indómitos, salvajes, bárbaros y necios, como los calificaron, se alimentaron de hierbas y frutos silvestres.
Años atrás, en 1744, el capitán José Escandón fundó cinco misiones: Jalpan, Concá, Landa, Tancoyol y Tilaco, pero no obtuvo resultados al intentar la obediencia de los naturales de estas tierras a la corona española.
Los sitios donde se ubican estas iglesias fueron elegidos por encontrarse entre ojos de agua, ríos caudalosos y tierras fértiles, hasta que luego de 200 años de afrentas y superioridad, los españoles buscaban el exterminio de las comunidades autóctonas, pues era una vergüenza que a 30 leguas de la Corte Española hubiera indígenas resistiéndose a la conquista espiritual y material.
La evangelización y pacificación en la Sierra Gorda constituyó una aventura ardua y complicada para los misioneros agustinos y dominicos que llegaron antes de los franciscanos, quienes determinaron retirarse ante sus negativos logros, hasta que finalmente con cierta paciencia y uso de razón, Fray Junípero Serra domó a chichimecas y jonacas, a quien al mismo tiempo les dio de comer y armas para sobrevivir, para después proceder a la evangelización.
Finalmente, convertidos al cristianismo, se entregaron voluntariamente y se volvieron comunidades trabajadoras y productivas.
Así, en corto tiempo, logró una empresa en la que muchos fracasaron, además de detener con sus obras la voracidad de los soldados y obtener más recursos para invertirlos en animales y maquinaria para trabajar la tierra.
Después de ocho años de trabajo, fray Junípero fue llamado a México, a donde lleva el más grande trofeo que pudiera haber obtenido: la diosa Cachum, madre del sol y el último de los ídolos pames que mantenían celosamente guardada y que los militares habían buscado inútilmente durante años.
Su fama como buen encauzador de los indios hacia el cristianismo, trascendió y fue reconocido en España, de donde fue enviado a la Alta California, donde se temía una invasión de rusos o japoneses y donde los apaches cometían terribles barbaridades, un punto sumamente conflictivo.
Agradecimientos
Hotel Misión Jalpan
Ubicado en el centro de Jalpan de Serra, en la calle principal y frente a la misión de Santiago de Jalpan.
Hotel Misión Concá
Está en el municipio de Arroyo Seco, donde ocupa el casco de la hacienda azucarera de nombre San Nicolás Concá del siglo XVIII.
Luego de obtener su mayor obra evangelizadora, falleció en 1784. En España es recordado y en México permanecen de pie las cinco misiones que ahora se han convertido en un atractivo turístico.
Sus vagos conocimientos de arquitectura, le permitieron construir iglesias de bóveda, que junto con la voluntad y firmeza de fe, permitieron sostenerlas de pie.
Estas misiones, durante la época de la Revolución, precisamente por su difícil acceso, sirvieron como guaridas de revolucionarios y cuatreros que las encontraron en lugares insospechados y cubiertas por la inmensidad de la Sierra Gorda.
Actualmente, las iglesias se mantienen, pero los recursos con los que cuentan no son suficientes para evitar el deterioro a que están expuestas por las condiciones climáticas y el paso del tiempo, mucho menos para reparar los daños causados con anterioridad.
Las misiones
El punto de partida para conocer cada misión de la Sierra Gorda, es la ciudad de Jalpan de Serra, que posee una magnífica iglesia adornada con una fachada en honor al apóstol Santiago. Jalpan significa “sobre la arena” y este templo misional fue construido entre 1751 y 1758, está dedicado a Santiago el peregrino, primer apóstol en salir a predicar el evangelio, aunque actualmente un reloj ocupa el lugar del santo. Esta misión llama de Santiago Apóstol de Jalpan, el reloj tiene a cada lado una virgen que es la misma del Pilar y Guadalupana, dos pueblos unidos en un retablo, hermanados sobre la espalda de Fray Junípero Serra. Por ser la primera de las misiones en construirse significa la Defensa de la Fe, y fue destinada a fortalecer la labor evangelizadora. Hoy se ubica en la más importante zona comercial regional.
Al norte a 38 kilómetros está la misión dedicada a San Miguel Concá, con su fachada labrada dedicada a la lucha del demonio y San Miguel Arcángel. Concá, es el poblado más alejado hacia el norte, es la más pequeña de las misiones y fue construida entre 1754 y 1758 por Fray José Antonio de Murguía. En su fachada muestra dos características del barroco mexicano, pues esta rematada por la imagen de la Santísima Trinidad, un elemento usado en esa época; también luce las figuras de un conejo y un águila bicéfala, que representan a las deidades del sol y la luna. Probablemente es la más mestiza por su ornamentación de grandes flores, follajes y toscas figuras que muestran la influencia indígena en su construcción. Se ubica en una zona privilegiada donde confluyen las aguas de los ríos Santa María y Ayutla.
Después, a 18 km se encuentra la misión de Santa María de Landa, consagrada a la inmaculada Concepción con una bella portada que representa a la Ciudad de Dios, reunida alrededor de la virgen para defender a la iglesia, y en el remate está San Miguel Arcángel, vencedor del demonio; es una misión que señala el final de la conquista espiritual de la Sierra Gorda. Santa María de las Aguas de Landa, está ubicada en la población de Landa de Matamoros: es la misión más ornamentada de todas, para algunos es la que cuenta con mayor atractivo turístico. Fue construida entre 1760 y 1768 por Fray Miguel de la Campa y su fachada está consagrada a la iglesia entera que proclama su fe. Además, muy cerca es posible encontrar los más llamativos fósiles marinos.
Adelante 25 km, está Tilaco con su templo bellamente adornado con angelitos y dedicado a San Francisco Asís. La misión de San Francisco del Valle de Tilaco, se considera la mejor conservada, con la más discreta fachada que cuenta con aires austeros y unas bellas sirenas que quitan gravedad a la iglesia franciscana. Fue construida entre 1754 y 1762 por Fray Juan Crespi. En medio de la fastuosidad de esta fachada llena de flores y pámpanos, llaman la atención las cuatro sirenas sonrientes que indican una clara influencia indígena. Esta misión fue hogar por más de 40 años de un fraile admirable, el padre Miracle, quien enseño diversas artes y métodos productivos.
Finalmente, a casi una hora está la misión de Tancoyol, dedicada a Nuestra Señora de la Luz, con los escudos franciscanos e imágenes de San Pedro y San Pablo. Tancoyol significa “en el lugar de los dátiles” y su constructor fue Fray Juan Ramos de Lora, quien vivió en Tancoyol entre 1760 y 1766. Está dedicada a la misericordia divina en cada retablo y posee la portada más elaborada, con detalles tradicionales de construcciones europeas e imágenes de los fundadores de la iglesia: San Pedro y San Pablo. En el remate, la gran cruz triunfal es señal de la redención del hombre; a su lado están las cruces de Calatrava y Jerusalén. En las columnas del interior, destaca un jaguar y un personaje de rasgos Olmecas, lo que denota una clara influencia indígena.
El conjunto de cada misión esta formado por un amplio atrio rectangular con 3 arcadas como acceso, una Cruz Atrial en el centro y Capillas Pozas donde se enseñaba religión al pueblo. Las construcciones tienen forma de cruz latina y el claustro donde vivían los frailes es de un nivel, con salón de acceso, cocina y celdas. Su imponente arquitectura es restaurada cada 2-3 años, y es producto del conocimiento de métodos constructivos que los franciscanos trajeron hasta estos pueblos indígenas, donde se aprovecha el estilo barroco de la época e incorpora símbolos y elementos de las culturas indígenas, como ángeles con penachos de plumas, sirenas, tigres, atlantes, mazorcas y conchas, que le otorgaron gran originalidad mestiza y vigencia hasta nuestros días.
Cada misión luce detalles externos particulares y parece levantada en medio de la nada, como aislada de todo en un ambiente fantástico y unido a un pasado que se distingue por la evocación de tiempos del barroco mestizo mexicano. Por su belleza arquitectónica y su importancia cultural, estas cinco impresionantes misiones de la Sierra Gorda, fundadas por Fray Junípero Serra en el siglo XVIII, fueron declaradas Patrimonio Mundial Cultural de la Humanidad en el año 2003 por la UNESCO.
Estas misiones erigidas en puntos estratégicos de la huasteca queretana, dieron nueva vida a una amplia región habitada por indígenas Pames; además dejan ver el sentimiento generoso de sus constructores que las planearon en estos amplios espacios abiertos.