Amealco: Tranquilo, sutil e inefable
En la bella comunidad se elaboran más de 250 mil muñecas artesanales que se comercializan tanto en territorio nacional como en el extranjero.
A pesar de no tener aún la denominación oficial como Pueblo Mágico, Amealco luce mejor que nunca y espera la citada asignación a fin de año. En tanto, reafirma su propuesta para atraer más turistas y generar beneficios económicos para sus habitantes, a través de la divulgación de su historia, arquitectura, deliciosa gastronomía y bellas artesanías, entre ellas, las icónicas muñecas otomíes que le han dado fama al municipio queretano. Será, con certeza uno de Pueblos Mágicos favoritos de los viajeros, gracias a sus atributos naturales y bagaje cultural.
Riqueza indígena
La singular localidad se ubica a tan sólo tres horas al norte de la Ciudad de México y su nombre significa acertadamente, lugar donde brota el agua de las rocas. Es uno de los 18 municipios que forman el estado de Querétaro y el que tiene la mayor cantidad de población indígena, lo que resulta una cálida y acogedora oportunidad para interactuar con la cultura otomí.
Dada su atmósfera sutil y tranquila, debe disfrutarse poco a poco, sin prisas, porque ahí la gente no conoce el estrés. La vida transcurre en total armonía.
Lo ideal es llegar temprano para aprovechar el día. Y la primera parada obligada es ir al mercado municipal para recorrerlo y disfrutar de la variedad de sus colores y sus sabores ancestrales.
Legado arquitectónico neoclásico
Después de mercado, el recorrido por el Centro Histórico comienza en la Parroquia Santa María, que se caracteriza por su arquitectura de estilo neoclásico que data del siglo XVIII, y cuya construcción tomó de 1775 a 1905.
El siguiente punto por conocer es el Palacio Municipal, construcción del siglo XVIII que desde sus inicios fue una casa habitación, construida a un costado de la casa cural, por lo que se encuentra ubicada en el corazón del municipio.
Más adelante se localiza el Museo Ricardo Pozas Arciniega, instalado en un edificio del siglo XIX, que en 1987 fue donado al gobierno municipal y que actualmente alberga al Museo de la Muñeca. En él también se encuentran fragmentos del “Mamut Colombino”, que son restos con una antigüedad de 10 mil años.
Otro sitio para visitar es la Casa de Artesanías Doni, lugar ideal si quieres llevarte un recuerdo de Amealco. Aquí incluso, puedes aprender a elaborar una muñeca otomí, símbolo de la comunidad.
También encontrarás prendas de vestir elaboradas con lana pura, como los quexquémitl o blusas y faldas de telas y colores brillantes, con cuellos de abanico.
La célebre muñeca otomí
El Museo de la Muñeca se reviste de especial importancia, ya que Amealco de Bonfil es la comunidad donde se elaboran la mayor cantidad de muñecas artesanales de todo el país, ¡más de 250 mil piezas al mes!
Estas artesanías le han dado fama al municipio, gracias al trabajo de grupos de artesanos otomís que han encontrado en esta noble labor su actividad económica preponderante.
Con un padrón de más de 550 talleres en las zonas indígenas, se estima que hay más de 10 mil 500 personas trabajando en los diferentes procesos de elaboración de la muñeca, como corte y confección, bordado, tejido, trenzas, etc. Un trabajo que ha permitido reconocer su talento y llevar sus obras a infinidad de lugares, en todo México, pero también en Europa, Asia y Sudamérica.
En el museo también se pueden apreciar muñecas provenientes de diferentes estados de la República Mexicana e incluso de otros países. Ahí podrás conocer la historia de la muñeca artesanal, su origen y evolución hasta el día de hoy y las diferentes versiones que existen de ella.
Sabores que invitan
La gastronomía amealcense se remonta a la época precolombina y traduce su herencia otomí y chichimeca a las exigencias de la modernidad. por ello se puede degustar la tradicional barbacoa de borrego, y los llamados chicharrones de res, que son vísceras de res, fritas con una receta tradicional a modo de carnitas de cerdo.
Caminando por los pasillos del mercado municipal, también puedes encontrar arepas y los llamados puerquitos de piloncillo, suaves y esponjosos panes, con el singular sabor dulce del piloncillo elaborado a base de azúcar morena.
También en el mercado local puedes comer las tostadas arrieras, tortillas crujientes hechas a base de maíz azul, cubiertas con frijoles, una mezcla de nopales preparados con cebolla y cilantro, queso fresco y salsa. Son muy crujientes sin perder la suavidad, con un sabor único que es el resultado de su técnica de cocción y preparación de la tortilla, receta que fue heredada por su bisabuela, y de las que asegura, tienen la cualidad de no caducar hasta por un año.
Para beber, nada como los licores frutales de capulín, manzana, tejocote y guayaba, elaborados completamente de manera artesanal.
¿Cómo llegar?
Desde la Ciudad de México: Tomar la autopista federal número 45 y al llegar a San Juan del Río, tomar la desviación rumbo al hotel “La Muralla”, y tras 29 kilómetros por la carretera estatal, se llega a Amealco.
Desde la Ciudad de Querétaro: Seguir la autopista federal número 45 rumbo a la Ciudad de México, y a unos 36 kilómetros se toma la desviación que va a Galindo y a Amealco, y tras recorrer 30 kilómetros se llaga a ésta último destino. Si vas en autobús, en la terminal de San Juan del Río podrás tomar el transporte.
¿Dónde hospedarse?
En Amealco puedes hospedarte en los hoteles ubicados en el centro del municipio, pero si quieres mayor tranquilidad, la mejor opción es alquilar una cabaña en los alrededores y disfrutar a su vez, de hermosos paisajes boscosos. Si vas en temporada alta es recomendable hacer reservación.