La Selva Negra: romántico viaje al pulmón de Europa
A menudo, cuando pensamos en viajar a Alemania, nuestra mente se marcha directamente a la ciudad de Berlín, una de las capitales más interesantes del mundo. Sin embargo, el país germano tiene mucho más que ofrecer.
Al sur de su territorio, haciendo frontera con Francia, Alemania esconde una de las joyas naturales más importantes de Europa: la Selva Negra.
En realidad, ni es una “selva” ni es “negra”. Scharzwald -su nombre en alemán- es un macizo montañoso plagado de frondosos bosques, ríos, lagos, viñedos y el áurea de romanticismo y misterio que le otorgan los pequeños pueblos que encontramos por el camino.
La Selva Negra está plagada de pueblecitos que parecen irreales, sacados de fábulas y leyendas. De hecho, se dice que de esos bosques y esas pequeñas villas nacieron las hadas y las brujas, y que son el lugar de inspiración de los famosos cuentos de los hermanos Grimm.
Friburgo
Friburgo de Brisgovia (no confundir con Friburgo de Suiza) se considera la puerta de entrada a la Selva Negra, en el sudoeste. Supone una buena base de operaciones desde la que realizar rutas de senderismo o alquilar un auto y recorrer las montañas y pueblos de la zona.
Es conocida por su casco antiguo y su imponente catedral gótica. Como en el resto de Alemania, pero aquí especialmente por la singularidad de su arquitectura, son especialmente populares los mercadillos navideños. Una visita en fechas próximas a la Navidad, para quienes no teman al frío y para los amantes del esquí, es muy recomendable.
Además de los encantos de Friburgo, desde allí se pueden realizar una gran cantidad de excursiones. Por ejemplo, no demasiado lejos, en la ciudad de Rust, a unos 38 kilómetros, se encuentra el Europa Park, que es el parque de atracciones más grande de Alemania.
Baden-Baden
Esta preciosa ciudad balneario supone la otra puerta de entrada o salida de la Selva Negra. Está situada en su sudeste, y por siglos ha sido uno de los destinos favoritos de aristócratas, personajes célebres, intelectuales y artistas.
Una de sus mayores atracciones es el Kurhaus, que alberga el Casino de Baden-Baden. El edificio fue diseñado en 1824 por el arquitecto Friedrich Weinbrenner inspirándose en los palacios franceses. Este veterano casino es uno de los más viejos de Europa, habiéndose realizado en sus lujosas salas partidas de algunos de los juegos que hoy se encuentran en línea, como el blackjack y la ruleta. Curiosamente, esta oferta ha atraído a personajes tan célebres como el autor ruso Fiódor Dostoyevski; se dice que su famosa novela El Jugador, está inspirada en su visita a Baden-Baden, donde incluso llegó a residir.
De más reciente creación, 2004, pero igual de interesante, es el Museo Frieder Burda, que acoge varias colecciones en las que destacan las obras del Expresionismo Alemán. El edificio fue diseñado por el prestigioso arquitecto Richard Meier, al que se conoce como el arquitecto del orden y el color blanco.
Triberg
Cuando parece que no puedes adentrarte más en la Selva Negra, es cuando llegas a Triberg. Este pueblo es uno de los más populares de la región. Es famoso por sus relojes de cuco, que pueden observarse en el Eble Clock Park o Casa de los Relojes, que reúne más de 1000 relojes, incluido el reloj de cuco más grande del mundo.
Además, cerca se encuentran las cataratas más altas de Alemania, formadas por el río Gutach.
Sasbachwalden
La Selva Negra está plagada de pueblos bonitos, pero todos parecen coincidir, incluso los alemanes, que Sasbachwalden es el más impresionante de todos. Dicen los nacionales que es “el pueblo más bonito de Alemania”.
El pueblo se halla en la ladera occidental del monte Honrnisgrinde, al norte de la Selva Negra.
Maulbronn
Esta localidad también se encuentra rodeada de viñedos, pero es particularmente conocida por una de sus construcciones: el Monasterio de Maulbronn, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Se construyó entre los siglos XII y XIV, y es uno de los complejos monásticos mejor conservados en el norte de Europa. Entre sus muros estudiaron varios personajes célebres, como, por ejemplo, el Premio Nobel Hermann Hesse, uno de los poetas alemanes más reconocidos.
Además de los pueblos, la Selva Negra cuenta con maravillas de la naturaleza que no debes perderte, como el monte Feldberg o los lagos Titisee y Schuluchsee, el más grande de la región. En ellos se pueden practicar diversos deportes; la modalidad dependerá de la estación en la que vayamos.
La Selva Negra siempre tiene algo que ofrecer.