Águila Real: Símbolo de Identidad Nacional
Hemos sido ineficientes en detener la cacería ilegal de las águilas reales, aunado a la pérdida del hábitat natural de este magnífico animal.
El águila real (quila chrisaetos) es una de las aves rapaces de mayor fama a nivel mundial, su majestuosidad y misticismo han hecho que a lo largo de la historia, diversas culturas la hayan considerado mágica y emblemática. Símbolo de poder y fuerza, su figura ha aparecido desde la Edad Media, el Imperio Napoleónico y hasta en el escudo de Alemania, entre otros.
En nuestro país ha sido icónica por siglos, la Gran Tenochtitlan, hoy Ciudad de México, se edificó en donde se encontró un águila real situada sobre un nopal y devorando una serpiente, actualmente es la representación máxima de nuestro lábaro patrio. Dentro de nuestra cultura prehispánica fue símbolo de valentía del guerrero, para los misioneros y conquistadores representó la encarnación del bien en la lucha contra el mal y en nuestra lucha de independencia significó el anhelo de libertad.
Poderosa y eficaz Es un animal imponente, de gran envergadura alar, pudiendo alcanzar en las hembras los 2.3 metros y en los machos los 2.0 metros con las alas desplegadas en su totalidad. Su plumaje es realmente abundante de color marrón, alcanzando tonos dorados en la cabeza y cuello.
Podemos considerar al águila real como uno de los mayores depredadores de nuestro planeta, sin predadores naturales. Está provistas de potentes patas con garras bien afiladas con las que afianza a sus presas a razón de 150 kilogramos por centímetro cuadrado, presión superior a la de magníficos depredadores como el león, el tigre y el oso pardo, un pico ganchudo diseñado para desgarrar cualquier tipo de carne; desarrolla una velocidad que alcanza los 240 kilómetros por hora y una vista tan potente que le permite identificar a su presa a más de 3 kilómetros de distancia. Por todo ello, su dieta varía desde pequeños roedores hasta coyotes y ciervos. Su esperanza de vida es de hasta 30 años en vida salvaje y de 45 años en cautiverio.
Supervivencia en duda
El águila real, ha habitado en todos los continentes, encontrándose una mayor concentración en América del Norte, Europa Occidental, Asia central y el norte de África. Desafortunadamente en los últimos veinte años su población se ha mermado notoriamente, incluso se ha extinguido en ciertas regiones de nuestro planeta.
Desafortunadamente México no es la excepción, recientemente la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas informó el registro de 142 parejas reproductivas de águila real en vida salvaje, lo que representa un incremento importante con respecto al año 2012, cuando se identificaron 81 parejas, localizadas en diversas Áreas Naturales Protegidas, principalmente en Coahuila, Guanajuato, San Luis Potosí y Sonora. ¿Es suficiente?, en mi opinión no lo es, tan sólo identifiquemos que existen datos de hace 20 años en donde se contaba con más de 1,300 parejas en nuestro país.
Pero, ¿Qué ha pasado?, ¿Qué hemos hecho?, sin duda alguna tanto gobierno como la sociedad civil hemos sido ineficientes en detener la cacería ilegal, el secuestro de los polluelos para su venta en el mercado negro y hemos permitido la pérdida del hábitat natural de este magnífico animal.
Reproducción complicada
Asimismo, el águila real es una especie de difícil reproducción, ya que es monógama, es decir, cuando una hembra acepta a su macho, forman una pareja hasta la muerte, y cuando ello sucede no vuelven a aparearse, increíble ¿no? Sin embargo, esta romántica cualidad dificulta aún más su recuperación en vida salvaje, aunado a ello, de los polluelos que tienen sólo suele sobrevivir el más apto en cada nacimiento. La buena noticia es que es una especie de fácil adaptación a cualquier clima, a cualquier región y a cualquier alimentación.
Reconozco que se han hecho esfuerzos importantes, pero tenemos mucho por hacer, no basta con decretar a una especia como amenazada, tenemos experiencia de que si no tomamos acciones de denuncia y vigilancia ciudadana, creando conciencia en nuestros niños, las especies amenazadas se convierten en poco tiempo en especies en peligro de extinción.
En virtud de que estoy convencido de la importancia que tiene cualquier especie en nuestro planeta, de la importancia de preservar la vida, del papel que juega el águila real en el balance del ecosistema y de lo que representa esta especie como patrimonio nacional, me di a la tarea de identificar dos esfuerzos de la sociedad civil en materia de conservación que bien vale la pena reconocer y replicar.
Dos historias…dos águilas únicas
En un inicio estaba convencido en enfocar este texto en los esfuerzos realizados, si bien lo haré, al estar en contacto con las águilas que tuve el honor y dicha de conocer, decidí hacer un homenaje a Morya e Inka por su tenacidad, supervivencia y la magia que las envuelven.
Morya, cuyo nombre significa la número uno es un águila real de 16 años que está en custodia de Imperio Águila desde que tenía semanas de nacida, procede de un decomiso que se encontró en una caja de cartón de huevo, con días sin alimento y sin agua, afortunadamente para ella, llegó a manos de David Rodríguez Islas, quien a base de dedicación y cariño, logró salvarla, después de cuatro largos meses de cuidados.
Actualmente Morya es una embajadora de su especie, con 2.10 metros de envergadura, ha participado en sinnúmero de eventos de conservación, formó parte de control de fauna en el estado de Morelos, es Embajadora del Colegio Militar y ha ayudado a decenas de personas con discapacidad a través de terapia con aves.
Sin duda, he sido privilegiado al estar con ella, es mágica, poderosa, con un plumaje perfecto de color marrón que al contacto con la luz del sol se vuelve de un intenso color dorado, pero sobretodo transmite una sensación de gratitud hacia su custodio, impresión que se transmite, sentimientos encontrados, entre la frustración y enojo por aquellos que la separaron de su madre y de su vida, pero de confort y regocijo por lo que ha logrado.
Me tocó el alma, una frase de David, “cuando he estado a punto de rendirme, la mirada de Morya me dice, ayúdame a salvar a los míos”. Felicidades Morya estas logrando tu cometido, les deseo todo el éxito para que pronto puedan lograrse la descendencia que con tanto amor y ahínco están buscando.
La imponente Inka
En Reino Animal, se creó en el 2015 el Refugio Salvaje del Águila Real, un santuario dedicado a la conservación y recuperación de diversas especies de aves rapaces, hogar de Inka, poderosa y majestuosa, de 14 años de edad, 2.05 metros de envergadura y 5.5 kilogramos de peso. En la actualidad al cuidado y custodia de Saúl Reyes Mendoza, quien con gran empeño y con un equipo de alto desempeño han logrado que aceptará a su compañero Canek y que hoy en día tienen ¡dos huevos en su nido!
Al estar en el santuario, primeramente observamos a Inka incubando sus huevos, echada en el nido y vigilando todo su entorno, sobresalía su hermoso pico y patas de un amarillo intenso, pasando unos minutos voló en compañía de Canek, dejándonos ver todo su esplendor, minutos más tarde, empezaron a cortejarse, podría decir que a compartir.
Cuando uno está observando vida salvaje, claramente se identifica en el rostro de los guías, cuando algo es inusual, en esta ocasión fue así, las dos águilas estuvieron más de 30 minutos mostrando su empatía entre ellos, como si supieran que iba a escribir este artículo, hasta que por fin Inka retomó el vuelo y volvió al nido con todo cuidado.
Finalmente, comparto lo que intuí decir a Inka: “Hoy estoy en peligro de extinción, no me dejen desvanecer como insignia de un pasado prehispánico, siéntanse orgullosos de verme volar en libertad, como cuando me ven en el centro de una bandera mexicana, que representa nuestra historia, tu historia”.
Enhorabuena Refugio Salvaje y Saúl, felicidades Inka estoy cierto que pronto muy pronto tendremos la alegría de conocer a tus polluelos.
Trabajemos juntos Gobierno, organismos, instituciones y la sociedad civil son fundamentales para que logremos la recuperación de los ecosistemas del águila real, símbolo de una nación. Pero sobretodo tú, con respeto, con un alto sentido de responsabilidad, con empatía, con cariño y transmitiendo el mensaje a las nuevas generaciones, podrás contribuir en que el día de mañana podamos disfrutar del Águila Real -así en mayúsculas- en su estado natural, libre, surcando el cielo y atravesando montañas.