Cluny, el obligado de San Ángel
La Antigua Villa de San Ángel, al sur de la Ciudad de México, fue un barrio campestre de las familias acomodadas de la capital del país durante los inicios del siglo XX. Su arquitectura y trazo colonial se conserva hasta nuestros días, siendo un destino turístico obligado en la CDMX. Parte de su inventario de lugares típicos para visitar es el restaurante Cluny que desde hace 43 años abrió sus puertas para ofrecer una cocina francesa casera, de buen precio y sabor siempre garantizado.
Definido concepto gastronómico
Pocos lugares se pueden considerar como un “restaurante de destino”, ya que comensales de todas partes de la ciudad, incluso de otros países, concurren en Cluny, ya sea llamados por el antojo de disfrutar de sus especialidades como la Sopa de Cebolla o el Croque Monsieur o como el punto de reunión después de visitar los atractivos turísticos del barrio, famoso por sus plazas, el Bazar del Sábado o su nutrida oferta de teatros y museos.
Cluny ha marcado el antes y después como concepto gastronómico, ya que fue el primero que buscó ofrecer la gastronomía francesa casera, sabrosa y sin pretensiones. Hasta antes de este establecimiento, la cocina gala estaba reservada sólo para los restaurantes lujosos y caros, términos hoy tan populares como bistrot o brasserie ni siquiera existían en la mente de los comensales mexicanos.
Crepas, trigo y sabor
Muchos son los platos que han hecho famoso a Cluny pero desde luego sus crepas son la insignia, entre las cuales se encuentran la Azteca de pollo, rajas, elote, crema y queso; la Clásica crepa Cluny de azúcar y mantequilla que es la más pedida, también las elaboradas de trigo sarraceno, tal cual como se sirven en la Bretaña francesa. El trigo sarraceno o alforfón proviene de Asia y se cultiva desde la Edad Media, en realidad no es un cereal sino una planta herbácea.
Una más de las sabrosas muestras de la cocina de Cluny es la Crêpe forestiére con portobello sazonado a la trufa blanca, sobre salsa de hongos guisados con echalottes, ajo, crema, genuino roquefort francés y vino blanco.
Otras crepas deliciosas son las Savoyarde de rollitos de pechuga de pollo relleno de portobello, servidos con salsa bechamel al fondue de queso de Saboya.
Cuenta también con la barra de ensaladas mejor surtida de la ciudad, de hecho, fue de las primeras en su tipo en México.
No obstante, el lugar siempre se reinventa y ha añadido algunos platos nuevos como el Brie Au Four, una delicia francesa de fino queso Brie al horno acompañado con pan a las finas hierbas y la Saucisse Alsacienne, tremenda salchicha de ternera ó cerdo acompañada de choucroute (col agria) y puré de papas, una maravilla alsaciana.
También cervezas y buen ambiente
La decoración de Cluny es estilo Belle Epoque con murales inspirados en la obra del célebre Toulouse Lautrec. La arquitectura de bóvedas y arcos refleja el estilo original de la gran casona construida en los primeros años del siglo XX. Tiene capacidad para 320 comensales y lista de espera los domingos. Punto y aparte es su pequeño bar que tiene un menú y un carisma propio, pionero también en dar un lugar preponderante a las cervezas artesanales y al vino mucho antes de que se pusieran de moda. Sin duda Cluny logra sin mucho aspaviento ofrecer una gran experiencia gastronómica.