La Casa de la Marquesa

Un hotel histórico en Querétaro


Por Erika Montes Zamora
La Casa de la Marquesa

Querétaro es, en lo que a historia y cultura se refiere, una de las ciudades más atractivas de nuestro país. Sus calles, misiones, iglesias y monumentos son cómplices de fascinantes leyendas que han hecho de dicho Estado, un escaparate de atractivos para el visitante, incluida una atmósfera tranquila y romántica.

El Estado de Querétaro -considerado por la UNESCO como sitio Patrimonio de la Humanidad- es un tapete tejido de matices entre lo barroco de su arquitectura, lo moderno de sus plazas comerciales y sus atractivos naturales, decorado todo ello por la calidez de su pueblo, su música y su gastronomía. A nuestro paso, sus muros parecen narrar en silencio las historias de sucesos que dieron origen a nuestras tradiciones.

En 1810 Querétaro se convirtió en la cuna del movimiento de Independencia y ya en la época del Primer Imperio, es decir en 1821, Agustín de Iturbide se hospedó en la casa de don Francisco Alday, que posteriormente se convirtiera en la ya famosa Casa de la Marquesa, un exquisito hotel boutique, que rememora nuestro pasado acoplándolo de manera incomparable a la refinada modernidad de estos tiempos.

La Casa de la Marquesa

En esta majestuosa construcción, los huéspedes descubren un lugar donde la historia, el estilo y el excelente servicio se combinan de manera poco usual. La casona data de 1756 y es una joya barroca digna de admirarse, o mucho mejor aún, de ser su visitante.

Tras una minuciosa restauración encabezada por un equipo de historiadores, el inmueble fue reabierto en 1995, junto con La Casa Real -propiedad restaurada a finales del siglo XIX y a sólo una cuadra de distancia- formando un hotel de características únicas, rodeado por una ciudad fascinante, que atrapa por su singular encanto y por estar prácticamente en el centro de nuestro país.

El hotel se compone de 25 suites decoradas de manera exquisita con piezas de arte antiguas, recopiladas de diferentes partes del mundo. Cada una además, puede convertirse en una magnífica cabina para recibir el tratamiento de spa seleccionado, de acuerdo a los gustos y necesidades de cada cliente.

La comodidad de sus huéspedes es un factor extremadamente cuidado en este recinto, ya que cuenta con cojines rellenos de pluma de ganso, con cubrecamas seleccionados, calefacción, aire acondicionado, teléfonos con línea directa, acceso a Internet, TV por cable y amenidades detallistas.

La Casa de la Marquesa

Tales atractivos se ven complementados con su capilla privada, el campo de golf cercano y los paseos por la ciudad, que pueden realizarse con guías especializados, previa reservación.

La Casa de la Marquesa también cuenta con el restaurante más elegante de Querétaro: "El comedor de la Marquesa", un viaje al pasado y a su vez un distinguido semillero de magníficas especialidades de la mejor gastronomía. Este lugar singular ofrece platillos internacionales y de la cocina mexicana, mientras que la cafetería de La Casa Real, brinda un servicio casual, pero no por ello de menor calidad.

Si desea disfrutar de un buen aperitivo o bebida, nada mejor que visitar el bar Don Porfirio, que le acogerá con su cálida atmósfera, que lo remontará en el tiempo con una selección de vinos y licores de primera calidad, seleccionados y acompañados de selectos bocadillos.

La Casa de la Marquesa

Y para los gustos más refinados, nada como acudir a La Capilla, donde se ha reservado un espacio íntimo e ideal para consentir y deleitar a los exigentes paladares, con una velada inolvidable y menús gourmet.

Los arcos gloriosos de sus patios, los toques Moriscos en su arquitectura y la belleza barroca de su capilla, atrapan la atención de quien ingrese a este magnífico recinto, especialmente a los amantes de la arquitectura, fotógrafos y aquellas personas que gustan de hospedarse en hoteles con historia.

La Casa de la Marquesa

La Casa de la Marquesa cuenta con una ubicación ideal para salir a caminar por las calles empedradas del Centro Histórico de Querétaro y llegar hasta los variados museos, las capillas, los tradicionales restaurantes y cafés, así como a las múltiples boutiques y tiendas de artesanías, que nos llaman a visitarlas.

El toque histórico

Una leyenda romántica envuelve a esta edificación, pues se dice que en el Siglo XVIII, un Marques español se enamoró de una monja, cuya religión le hizo rechazar dicho amor. Sin embargo, ella le solicitó al galante caballero un regalo y éste fue construir un acueducto para llevar agua a la ciudad y a la casa más hermosa… La Casa de la Marquesa, lo cual hizo complacido, dejando además dos bellas herencias históricas, arquitectónicas y culturales, dignas de una ciudad que lleva implícitas la historia y la leyenda.

Como hotel boutique, La Casa de la Marquesa ofrece no sólo los mejores servicios a sus huéspedes, sino un trato especialmente minucioso y afable, lo que concuerda con el calor de esta bella y añeja construcción. ¡Bienvenidos!