El Caleuche
Travesías por los mares del sur
El Caleuche es un buque que desde hace siglos navega y vaga por los mares de Chiloé y los canales del sur, en Chile.
Está tripulado por brujos poderosos, y en las noches oscuras va profusamente iluminado. En sus navegaciones, a bordo se escucha música sin cesar.
Se oculta en medio de una densa neblina, que él mismo produce. Jamás navega a la luz del día. Si casualmente alguna persona lo ve, se transforma en un simple madero flotante; y si algún individuo intenta apoderarse del madero, éste retrocede.
Otras veces se convierte en una roca o en otro objeto cualquiera y se hace invisible. Sus tripulantes se convierten en lobos marinos o en aves acuáticas.
Tesoros por descubrir
Relatan que los tripulantes tienen una sola pierna para andar y que la otra está doblada por la espalda, por lo tanto andan a saltos y brincos.
Todos están desmemoriados, para asegurar el secreto de lo que ocurre a bordo. Al Caleuche, no hay que mirarlo, porque los tripulantes castigan a quienes los miran, torciéndoles la boca, la cabeza hacia la espalda o matándole de repente, por arte de brujería.
El que quiera mirar al buque y no sufrir el castigo de la torcedura, debe tratar de que los tripulantes no se den cuenta.
Este buque navega cerca de la bella costa chilena y cuando se apodera de alguien, lo lleva a visitar ciudades del fondo del mar y le descubre inmensos tesoros, invitándole a participar en ellos con la sola condición de no divulgar lo que ha visto. Si no lo hiciera así, los tripulantes lo matarían en la primera ocasión que volvieran a encontrarse con él.
Mansión eterna
Todos los que mueren ahogados son recogidos por El Caleuche, que tiene la facultad de hacer la navegación submarina y aparecer en el momento preciso en que se le necesita, para recoger a los náufragos y guardarlos en su seno, que les sirve de mansión eterna.
Cuando El Caleuche necesita reparar su casco o sus máquinas, escoge de preferencia los barrancos y acantilados, y allí, a altas horas de la noche, procede al trabajo.