Los mayas y el tiempo


Por Mireya Díaz Cornejo
Los mayas y el tiempo

Una de las extraordinarias obras de los mayas es el calendario que lleva su nombre y que consta de tres diferentes cuentas del  tiempo, incluso podría decirse, de tres diferentes calendarios: Tzolkin, Haab y Katún.

No hay duda, la civilización maya fue poseedora de complejos conocimientos matemáticos y astronómicos que interpretaban de acuerdo a su cosmovisión religiosa.

Una de sus extraordinarias obras fue el Calendario Maya, que consta de tres diferentes cuentas del tiempo, incluso podría decirse, de tres diferentes calendarios, más un conjunto de almanaques:

Calendario Haab

Calendario Haab

La cuenta de los días

El primer calendario denominado Tzolkin (la cuenta de los días) está concebido en la observación del cielo. Consta de 260 días y se usaba para celebrar ceremonias religiosas, pronosticar, la pesca y hasta el destino de las personas.

Meses buenos y nefastos

El Haab  medía el año solar dividiéndolo en 18 meses de 20 días cada uno; los últimos cinco días del año, a los que llamaban auyeb, no tenían nombre pero eran considerados nefastos.

La era larga

El Katún, ese era el calendario de la cuenta larga del tiempo. Al igual que el Calendario Gregoriano, contaba series de años conocidos como lustros, décadas, siglos y milenios.

Sincronario Tzolkin

Sincronario Tzolkin

Este calendario era usado para registrar hechos históricos de suma importancia como batallas y guerras y también para profetizar el futuro distante.

Futuro, precisión y exactitud

La unión de estos tres calendarios ofrecía a los mayas  infinidad de datos precisos. Este manejo de mediciones es tan preciso que supera a la exactitud del Calendario Gregoriano, que es el que usamos en todo el mundo occidental.

Este calendario cuenta el tiempo desde el 13 de agosto del 3114 a.C y terminará su cómputo el 21 de diciembre del 2012 d.C., iniciando así una cuenta. Un nuevo lapso.

Una nueva era

Esta nueva época que entrará en vigor en breve, dará a los seres humanos, la oportunidad de reflexionar sobre su existencia misma, acerca  de su comportamiento e interacción con la naturaleza, permitiéndoles unirse, olvidándose del materialismo, odio y egoísmo que priva actualmente, para dar paso a un tiempo de tranquilidad y de muy merecida paz. Se generará fuerza y armonía suficientes para mover montañas…