Monumentos a la Madre
Hace muchos años, precisamente en el mes de mayo de 1922, cuando un grupo de trabajadores de la casa editorial Excélsior, empezaron a festejar a la Madre, sin embargo, sintieron que era poco lo que hacían por ese gran ser, dispuestas a ofrendar hasta la vida en cualquier momento por sus vástagos.
El Presidente Manuel Ávila Camacho, fue el encargado de reforzar esa admiración hacia la madre mexicana, por lo que en 1944 se encargó colocar la primera piedra de lo que sería el Monumento a la Madre, inaugurado el 10 de mayo de 1949 por Miguel Alemán Valdés.
Las esculturas son obra de Luis Ortiz Monasterio, triunfador del certamen convocado por la misma cada editorial. El muro, la torre y las esculturas son de cantera sobre una base de recinto, colocado en el jardín que se ubica en el cruce de la Avenida Insurgentes y las calles de Sullivan y Villalongín, en la colonia San Rafael, en la Ciudad de México.
El Monumento a la Madre se conforma por tres esculturas; un hombre de rasgos indígenas en posición de escribir, una mujer también con rasgos indígenas, con una mazorca de maíz, que es el símbolo de la fertilidad y la figura de un niño.
En este lugar, próximo al cruce con Paseo de la Reforma, se recuerda que estuvo la estación Colonial del Ferrocarril Mexicano; el monumento es de estilo art déco y muestra una clara tendencia nacionalista. El lugar donde se ubica es el conocido Jardín del Arte, que desde hace varias décadas se convirtió en galería al aire libre, donde muchos pintores independientes exponen y venden sus obras los fines de semana.
La conmemoración del Día de las Madres para nadie pasa desapercibida, aunque su origen es poco conocido.
Al respecto, en su libro 10 de Mayo, editado por la Secretaría de Educación Pública, la feminista Martha Acevedo hace un recuento de la historia de esta conmemoración, que paraliza las actividades de todo el país y llena las tiendas de buscadores de regalos para homenajear a las madres y satura los restaurantes, aunque sea un día al año.
La propuesta de institucionalizar un día para reconocer a las madres surgió en 1922 de Rafael Alducín, entonces dueño del periódico Excélsior, quien apoyado por el secretario de Educación Pública de la época, José Vasconcelos, se dio a esa tarea.
Sin especificarlo a ciencia cierta, se dice que la celebración de este día tuvo como intención principal acallar las voces de cientos de feministas que se manifestaban en el sureste del país y que exigían su derecho a la educación y a la fecundidad regulada.
El periodista Alducín escribió: "hoy, en el extremo meridional del sureste se ha venido emprendiendo una campaña suicida y criminal contra la maternidad”.
Ello representaba una respuesta que el empresario daba a las feministas de Yucatán y al gobernador socialista, Felipe Carrillo Puerto, quienes pugnaban por la maternidad voluntaria y la regulación de la fecundidad.
La placa conmemorativa con que fue inaugurado el monumento, decía: “A la que nos amó antes de conocernos”.
Hace 19 años, precisamente en 1991, durante los festejos que la delegación Cuauhtémoc preparó para las madres, el movimiento feminista colocó una placa adicional al monumento que decía: “Porque su Maternidad fue Voluntaria”.
Sin embargo, tres años más tarde la placa fue destruida, pero se mandó a hacer otra que se colocó el 28 de septiembre de 1994, y en 1997 luego de la construcción del estacionamiento subterráneo de Villalongín, la placa nuevamente fue destruida.
En ese mismo año, Esperanza Brito de Martí propuso nuevamente la colocación de la placa que ahora sería de bronce de 1.90 metros de largo por 80 centímetros de alto.
Festejos en todo el país
En muchas ciudades del interior del país, sus habitantes no quisieron quedarse atrás en los actos conmemorativos al Día de la Madre, por lo que en Guadalajara, precisamente en la calzada Independencia Norte., frente a la Fuente Olímpica, en la colonia Independencia, se edificó otro monumento a la madre, mismo que se alza sobre una base cubierta de roca volcánica, y que consiste en la figura de una robusta madre que cubre y protege a su pequeño hijo.
La bella escultura fue inaugurada en 1956 y está hecha en bronce y preside la extensa plaza 10 de Mayo, rodeada por árboles y bancas que invitan al descanso a quienes habitan el lugar o aciertan a pasar por allí.
Monumento a la Madre Patria
Durante la historia de la Ciudad de Tijuana, han existido dos monumentos que han exaltado la figura de la madre tijuanense.
La primera figura se levantó en la misma Zona Río, pero ubicada en la explanada del Palacio Municipal, se erigió otro monumento más alto, con otro diseño, pero igualmente significativo sobre la mujer como forma de honrarla y reconocerla.
La figura se develó el 10 de mayo de 1988, siendo presidente municipal Federico Valdez Martínez y la construcción de la obra fue promovida por el Club Rotario de Tijuana, con apoyo de la Cámara de Comercio y la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación.
La imagen del monumento fue encargada al escultor y artista tijuanense Guillermo Castaño.
Dicho Monumento de la Madre se encuentra colocado en una gran base de cemento y la imagen representa una madre con un par de hijos, todos ellos parados.
El niño mayor carga en uno de sus brazos un libro que muestra el aspecto educativo que lleva la responsabilidad de la madre y por el otro lado, ella carga al segundo niño en su brazo derecho, lo que significa el sentido maternal.
Para esta obra, de igual forma el XII Ayuntamiento de Tijuana convocó a la ciudadanía a un concurso para obtener el más bello de los epígrafes para colocarlo en el monumento. Una vez efectuado éste, resultó triunfador el escritor Tomás Perrín Escobar.
Y como estas, muchas ciudades tienen un altar a las madres, que regularmente se vuelven sitios de interés turístico, sobre todo por sus ubicaciones, invariablemente céntricas.
En fin, lo que es cierto es que para ningún mexicano pasa desapercibido este día, por lo que se considera una fiesta nacional. Hasta en los sitios más recónditos han optado por llamar a un Jardín Parque a la Madre, así como diversos monumentos, cuyas formas varían, desde las más sencillas, que se encuentran en pequeños municipios de Veracruz o Jalisco, como los grandes aquí descritos.
Sin embargo, los críticos convocan a los ciudadanos, especialmente a los menores en edad escolar, a honrar a la madre, no solamente el 10 de mayo o en el día de su cumpleaños, sino a lo largo de todos los días del año, porque su labor no puede compararse con ninguna otra, pues lo mismo es maestra que formadora de los buenos hábitos; lo mismo es compañera que correctora y siempre es parte de nuestra vida, hasta que llega a faltarnos…
La madre, así como es la amiga incondicional, puede adoptar el lugar del jefe de familia y sacar adelante a la familia en materia de estudios, trabajo y sustento, y si así lo hubiera visualizado Alducín, en un época en que difícilmente la madre trabajaba, más hubiera sido su afán de levantar un monumento a este ser como no hay otro.